Six, Six, Six… Apuesten por esta fórmula.

Busquen en su mente una situación en la que su cuerpo y su mente se relajen y le transmitan bienestar. Hay muchas y cada uno de nosotros tiene la suya propia. ¿La tienen? A mí se me ocurren unas cuantas.

Conducir por una carretera de rectas largas y curvas suaves con el sol de media tarde a un lado. Sentarse a la mesa de un club, con un trago suave y con la única iluminación del escenario. O reposar en un porche al anochecer después de una calurosa jornada de verano.

Falta un solo ingrediente para cada uno de los escenarios propuestos. La banda sonora. Siempre debe culminar estos idílicos escenarios la banda sonora perfecta. Y les voy a contar un secreto a voces. Pueden conseguir esa culminación con tres discos. Tres discos publicados por una misma banda. Una misma banda que tiene la capacidad de adaptar su sonido a cualquier estado mental placentero.

Y esa banda se llama Chino & The Big Bet. Y esos tres discos forman una trilogía, Six, culminada con la reciente publicación de su tercera entrega.

Empecemos por el final y déjenme compartir ese escenario idílico personal.

Sentados en ese porche, en el  anochecer que sucede a una larga y calurosa jornada veraniega. La brisa del momento nos la trae el trío formado por Hernán “Chino” Senra, Rod Deville y Giggs Nother, desde su “Six 3”.

En su vertiente acústica, el trío afincado en Barcelona (cuando dejan de la carretera), nos muestra su suavidad envolvente y precisa en  “Lovin’ Greed” y “Lonsome Train”, en la que nos muestran lo bien que se lo pasan con las armonías vocales, que se suman a sus ya conocidas habilidades en la composición del blues rural.

Nos hacen coger aire, contener la respiración y soltar el oxígeno mientras echamos la cabeza atrás, con la satisfacción que produce “Drivin’ my Blues Away”, para más tarde activarnos las extremidades con el acelerón acústico de “Tonite”. El balanceo de la mecedora se torna acompasado en “Go’n Get It”. Acompasado y claro. Preciso. ¿Perfecto? Para un servidor, si.

Y faltaba un ingrediente para este escenario rural. Vuelven las armonías vocales para complementar un travieso y picante vaivén acolchado y reconfortante. Ese veloz ronroneo tan necesario en las noches de verano, nos lo aporta la maravillosa “Slow Down”.

Pero el trío no solo domina el escenario acústico y rural del escenario planteado por el que escribe.

Me remontaré a la anteriormente citada carretera de largas rectas y curvas peraltadas. La banda sonora ya la publicaron ellos anteriormente con la primera entrega de la trilogía Six.

Enciendan su motor y dejen fluir “I’m On The Road Again”. El pedal del gas lo presionan ellos en apenas treinta segundos. Como se debe hacer con un motor bien engrasado. Con suavidad pero con firmeza. Sin tirones ni brusquedades, pero dejando rugir el motor hasta que el slide del Chino, el contrabajo de Rod y las baquetas de Giggs ponen el vehículo en su velocidad de crucero.

Pueden repiquetear los dedos en el volante al ritmo travieso de “Bad Boy Blues”. Abran las ventanas del coche, un gustazo.

Paren en la gasolinera. La harmónica de Víctor Puertas se unirá al trío para acabar de engrasar la maquinaria en “Jivin’ Baby”, que uniéndose al slide del Chino, harán saltar chispas en nuestro motor  y quemar lo justo nuestros neumáticos para llevarnos de vuelta a la carretera. Una vez allí, agarren con las dos manos, pero suavemente, el volante. Relajen la espalda y noten el empuje suave y las cosquillas en la barriga  que produce “Hush (Pretty Baby)”.

Las luces de neón de las cafeterías y los bares de mala reputación a pie de carretera irán pasando por nuestras ventanillas hasta el amanecer al que nos lleva “Hipsquake Mama”, con el añadido de la voz de María Voronkova en los coros de este reconfortante corte.

Y para finalizar este eléctrico viaje, Chino & The Big Bet pisan el acelerador con “Your Love is Dynamite”. Hay que llegar a tiempo al club.

Que qué club?

Aquel que les describía al principio, aquel en el que teníamos mesa reservada cerca del escenario. Aquel al que Chino & The Big Bet nos invitan desde su segunda entrega de Six.

Y para este escenario mental que propicia la escucha de este disco, Chino y su gran apuesta pujan con fuerza, y lo hacen reforzados por una sección de viento de lujo. Artem Zhul’iev, Pol Prats y Big Dani Perez, añaden músculo con sus saxos al potencial de la banda.

Abren fuego trotando con vigor en “Broken Heart”. El local se llena de humo de saxo honker, como ingrediente añadido a las credenciales del trio. Vamos a la barra y pedimos otro trago. La dificultad será tratar de volver a la mesa con la copa llena, puesto que “Come Down to Harlem”  hace botar el suelo del club. El peligro se masca con los compases iniciales de “I’m Ready To Lose”. La banda se estira y la tensión hace subir la temperatura del local. El slide del Chino vuelve a sacar fuego, y  la base rítmica de Rod y Giggs vigila que nadie escape, con los saxos invitados de guardaespaldas.”Moonshine” nos invita a salir del local, internarnos en la noche del oscuro callejón junto al club y escuchar desde fuera a la banda, que se retuerce sobre sí misma.

De vuelta al interior del local, “Blue” nos pasa el brazo por los hombros y nos sonríe, girándose hacia el escenario. Escenario que enciende sus luces mostrándonos claramente a la banda. “Evil Ways” apura el último trago. Elegancia, confort y brillo para cerrar con clase esta segunda entrega de Six.

Ahora el trabajo es suyo, oyente. Ordene la trilogía a su antojo y elija lo que más le apetezca. Acústico, eléctrico o  eléctrico con vientos.

Chino & The Big Bet lo ejecutarán a la perfección. Versatilidad que conduce al placer.

Apuesten por esta fórmula.

Ya me dirán.

Arnau Serra (Hotel Blues)

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